Si esta pregunta es dirigida a seis personas es posible que seis respuestas
diferentes se generen: una podría decir que es un hombre de buena vida,
otra que es un miembro de una iglesia o capilla, o que es una persona que
trabaja caritativamente ayudando a las personas necesitadas y así por el
estilo. Analicemos la palabra `Cristiano’ nuevamente y supongamos que se
pronuncia diferentemente, es decir CRISTiano, esto nos recordará que esta
persona tiene alguna relación con Cristo en primer lugar.

Si nos preguntamos en que forma, debemos guiarnos por Sus enunciados
divinos y darles una seria consideración. La respuesta a su pregunta no se
encuentra en las diferentes opiniones que vienen de la mente humana; estas
solo nos conducirán a errores y desilusiones. ¿Qué más razonable que
dirigirnos a la mismísima `fuente máxima’? ¿Por qué vino Cristo a este
mundo por nosotros? Estas son Sus propias palabras:

` El hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido’
(Lucas 19:10)

` Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí y no
permanezca en tinieblas. … No vine a juzgar al mundo, sino a salvar al
mundo’ (Juan 12:46,47).

Estas palabras son bastante claras. Cristo vino a disipar las tinieblas y
las dudas generando LUZ. Cristo no vino a condenar sino a SALVAR. Por tal
razón, es obvio que esta debe ser una necesidad fundamental del corazón
humano para su iluminación espiritual y su salvación; pero ¿qué es la
salvación? Al considerar esto vienen a la mente todos los pensamientos de
iglesias, reformación, ordenanzas, bautismo, si se es adulto o infante, que
en esencia no tienen nada que ver con las cosas que Cristo dijo. Muchos nos
rodean con que la idea de salvación es el resultado de una forma de vida,
moral o religiosa íntimamente conectada con algún rito religioso o
ceremonia. Las multitudes han concebido sus propias condiciones de
salvación o han aceptado las condiciones determinadas por otros y habiendo
cumplido estos requerimientos, ellos descansan en una falsa seguridad de
autodecepción. Ellos pueden reunir los requerimientos del hombre, pero
quedan cortos con los requerimientos de Dios.

En este estudio queremos evitar un lenguaje teológico y queremos usar un
dialogo sencillo para que todo el que lo lea pueda entenderlo. El tema es
inmensamente importante–de hecho no puede haber algo más importante–por
lo que a toda costa queremos evitar tener nuestras mentes nubladas por la
opinión humana. En consecuencia, nos distanciaremos de los hombres sin
importar que tan buenos puedan ser, para ir directamente a las enseñanzas
del señor Jesucristo.

Del verso ya mencionado (Lucas 19:10) Él menciona que el propósito de su
llegada era para SALVAR, y aquellos a quienes su trabajo se aplica son
descritos por él como los PERDIDO. Tengamos en cuenta otro enunciado con
relación a este propósito:

` Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están
enfermos: no he venido a llamar a justos, sino a pecadores’ (Marcos 2:17).

Es claro de estas palabras que la misión de Cristo no estaba dirigida a la
gente buena sino a los indignos, ellos a quienes él describe como los
PERDIDOS y como los PECADORES. Esto no halaga a la naturaleza humana, pero
antes de alejarse, mi querido lector, solo pregúntese honestamente si, a
pesar de cualquier buen comportamiento que haya logrado, quizás estos
términos verdaderamente lo describen. Esto no es cuestión de grandes
pecadores de pequeños pecadores. Un pecado hace a un pecador como una
mentira hace a un mentiroso. Aunque su autocontrol fuera tan fuerte como
para nunca cometer ningún acto o pronunciar ninguna palabra que sea
incorrecta (lo que es improbable), ¿qué hay en el interior–en sus
pensamientos? ¿No se ha dejado tentar nunca por pensamientos pecaminosos?
Recuerde que de Cristo es dicho:

` El conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio
del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre'(Juan 2:24,25).

El ve el interior y conoce cada pensamiento, y aunque el hombre pueda
engañar a otro hombre con apariencias, no lo engaña a El. A excepción de
esto, al mirar al rededor y considerar la horrible condición actual de los
asuntos del mundo con su vasto armamento y gigantescas armas de
destrucción, sus terribles amenazas de guerra, sufrimiento y muerte, uno
puede pensar que estas cosas por si mismas probarán que hay algo radicalmente
errado en la mente humana.
No puede haber duda de que la salvación es
una necesidad y fue por este propósito expreso que vino Cristo. Un
pecador necesita a un salvador aunque lo conozca o no, pero este salvador
debe ser el que nos facilite Dios, y el que nos ha facilitado es al señor
Jesucristo. Salvar a los perdidos es Su ocupación. El nunca ha fallado ni
puede fallar.

No hay excepción en la conexión con el pecado y su falta por cuanto todos
pecaron y se quedan cortos a la gloria de Dios’ (Rom. 3:23) por
consiguiente todos necesitan a un Salvador y eso lo incluye a USTED. No se
aleje al darse cuenta que esto no le toca la espalda para elogiarlo. No se
deje tentar por los pensamientos deseados, sea absolutamente honesto con
usted mismo en esta cuestión. Usted puede resolver la pregunta de su propia
salvación al responderse las siguientes preguntas: ¿es el Señor Jesucristo
mi salvador personal? ¿Puedo como pecador pertenecer a EL? ¿Pongo mi
confianza en El y solamente en El? Si la respuesta es `SI’, usted esta a
salvo, pues está unido por medio de la fe con El que es el único Salvador
del hombre. Si la respuesta es `NO’, usted está perdido y la condición
final del perdido es la de condenado y maldito eternamente.

` Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que cree en El, no se PIERDA, tenga más VIDA eterna’ (Juan
3:16).

` Yo he venido para que tengan VIDA’ (Juan 10:10).

` El que cree en El no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado’
(Juan 3:18).

Entonces, dentro de toda solemnidad, es un asunto de VIDA o MUERTE y eso es
eternamente. Estar unido con Cristo quiere decir vida eterna; estar
separado de El quiere decir muerte eterna. Observe que la salvación viene a
usted de El por el camino de la fe. Usted no está salvado por la fe en si
misma–es el objeto de la fe, el Señor Jesucristo lo que lo salva. Su fe es
meramente el canal por el cual Su salvación lo alcanza y se vuelve de su
posesión. La fe, la convicción y la confianza significan lo mismo. Si usted
tiene fe en un hombre, usted confía en él. Si usted confía en él, usted
tiene fe en él. Si usted tiene fe en el Señor Jesucristo usted tiene todo
lo que necesita Dios de un pecador para ser salvado.
Se podría preguntar–¿no hay otra forma de salvación? en las mismas
palabras de Cristo la respuesta es
NO.

` Yo soy la puerta; si alguno entra POR MI estará a salvo’ (Juan 10:9).

` El que no entra por la puerta … sino que sube por otra parte, ese es
ladrón y salteador’ (Juan 10:1).

` Yo soy el CAMINO, y la verdad, y la vida: nadie viene al padre sino POR
MI’ (Juan 14:6).

Los hombres pueden hablar de otras formas de salvación, pero todos estos
esfuerzos a la luz de estas palabras deber terminar en decepción y muerte
pues ellos ignoran el único camino que Dios reconoce, es decir, el propio
Cristo.

Hay otra pregunta que podría posteriormente surgir: ¿Como puedo salvarme a
través de Cristo? Está enteramente fuera de la capacidad finita de la mente
aferrarse a esto en toda su plenitud, pero el Apóstol Pablo lo resumió al
decir: