Tom Ballinger

Traducción: Juan Luis Molina

 Sugerimos que vuelva a leerse las “Puertas del Infierno”. Debe recordarse que las palabras por las cuales trata de enseñar el Espíritu Santo (1ª Cor.2:13) son las palabras del hombre, sin embargo, para los hombres, son las palabras de Dios que Él ha purificado siete veces del modo que la plata se purifica en un horno de fuego (Salmo 12:6-7).

Las palabras que el Espíritu ha escogido emplear han sido cuidadosamente refinadas, y Él fue Quien las dotó de un más alto significado, uno tal, que hombre alguno pudiera jamás otorgar.

Algunas de las palabras y frases que el Espíritu Santo ha escogido emplear, les ha dado un uso totalmente distinto del modo del hombre. Así, pues, es en los confines de la Palabra de Dios, solo en ella, que deberíamos procurar por el significado de las palabras y frases que Dios ha purificado.

El lector de la Biblia castellana bien puede estar confiado, que, como castellano hablante que es, toda la Verdad que Dios le ha dado a conocer puede hallarla en su Versión Reina Valera.

El conocimiento de las “lenguas originales” no es un ingrediente absolutamente esencial para llegar a conocer Su Verdad. Su Verdad ha sido preservada y ofrecida al mundo de habla castellana en una Biblia que la gente de habla castellana puede bien comprender.

El propio Señor firma y le asigna el significado a Sus palabras.

Estos significados se encuentran en la Palabra de Dios en sí, y los significados tienen que ser determinados por la manera en la cual el Señor los emplea en la Palabra. En el artículo “Las Puertas del Infierno”, la conclusión a la que llegamos es que las puertas dicen respecto al poder, en el cual, el sepulcro, mantiene a sus cautivos.

El Señor Jesucristo dijo que poseía las llaves para abrir las puertas del sepulcro y libertar a todos cuantos allí están mantenidos cautivos, liberándoles del poder del “infierno” por medio de la visible resurrección. El sepulcro podríamos decir que es el infierno. Pero tiene que ser uno “visible”, anterior y durante el milenio.

Cuando el Señor Jesucristo estuvo sobre la tierra proclamando: Arrepentíos, porque el Reino del cielo se ha acercado, estaba presentándose a Sí Mismo como el Rey del Reino. Durante Su ministerio terrenal, Su audiencia eran los Judíos. Se presentó como ministro a la circuncisión para confirmar las promesas hechas a los padres (es decir, de Israel) con respecto al Reino prometido. A la mujer de Canaán, Él propio fue Quien le dijo: Yo no soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mat.15:24. Por tanto, cuando estaba discursando el Sermón de la Montaña, está dirigiéndose a un pueblo al cual le había previamente sido prometida una restauración del Reino con el Mesías sentado sobre el Trono de David. Este Mesías tenía que establecerse y gobernar sobre el Reino prometido.  Parte de este gobierno, impuesto sobre el Reino, sería el de ejercitar juicio entre los asuntos de los Israelitas. El pueblo presente comprendió claramente lo que el Señor les decía, se trataba de conseguir entrar en este Reino, que entonces se hallaba tan cerca y “a la mano” (Mat.4:17, 5:20).

Ahora bien, recuerde que el Reino que estaba entonces siendo proclamado era literal, el cual precisaba un Rey que se sentase sobre un trono literal en el literal territorio de Palestina, un Rey que gobernase y reinase sobre un literal cuerpo de gobernadores, el cual tiene que ser Judío, Davídico y Mesiánico en natura. El corazón hambriento del Judío devotado se hallaba aguardando por el “consolador de Israel” (Lucas 2:25). Cuando el Rey del Reino prometido se manifestó y se dirigió a los Judíos, les dijo:

A menos que vuestra justicia sea mayor y sobrepase a la de los Escribas y Fariseos, de ninguna manera ENTRARÉIS EN EL REINO DEL CIELO (Mat.5:20).

Los Judíos sabían que Él estaba hablando de conseguir ser admitidos en aquel tan aguardado Reino. El tema de Su disertación era LA ENTRADA EN EL REINO (Mat.5:20-30). Lo opuesto de la entrada y admisión por supuesto que serían la negación y la recusa.

En la porción de Escritura que estamos considerando, el Señor le dice a Su audiencia:

Vosotros habéis oído que se dijo… (referido a la ley del Ant. Testamento): No matarás, y cualquiera que mate estará en peligro del juicio.

El “juicio” se refiere a los tres hombres del concilio en la sinagoga local que tenían que pasar la sentencia y rendir el veredicto sobre que aquellos que estaban acusados con asesinato. Pero el Señor le da un más profundo significado a esta ley antigua, diciendo:

Yo os digo (es decir, a la audiencia entonces presente): Que cualquiera que se pelee con su hermano sin causa está en peligro del juicio; y cualquiera que le diga a su hermano, Raca, se pondrá en peligro del concilio; pero cualquiera que diga, ´tú, necio´ caerá en peligro del fuego del infierno”.

El Señor por fin estipuló que si cualquiera dijese, “Tú necio”, estaría en peligro del “fuego del infierno”. Observe la tripla peligrosidad que el Señor menciona en el versículo 22:

  1. Recaerá en peligro del juicio.
  2. Recaerá en peligro del concilio.
  3. Recaerá en peligro del fuego del infierno.

Nuestra comprensión de la antigüedad Judía es que el juicio tenía la autoridad para condenar a muerte por la espada. El concilio era el Sanedrín Tenían la autoridad para condenar a muerte por apedreamiento. El fuego del infierno debe ser cuidadosamente considerado en el contexto. Este no puede ser el “infierno” de los ortodoxos, pues el “infierno” ortodoxo está preparado para aquellos que se recusan a creer en el Señor Jesucristo. Sin embargo en Mateo 5:22 el “fuego del infierno” recae como siendo una posibilidad para aquellos israelitas que hayan llamado a otro, “tú, necio”.

Está bastante claro que debemos estar preparados para creer a Dios, aun corriendo el riesgo de tener que repudiar “aquello que hayamos siempre aprendido”. El “fuego del infierno” en Mateo 5:22 asocia al infierno con el fuego. Esto no hace referencia ni tiene nada que ver con un lugar subterráneo de tormento, sino que tiene relación con un lugar donde los cuerpos de los hombres muertos son lanzados, echados. Para obtener información adicional sobre este asunto referimos a Marcos 9:38-48. En esta sección de Escritura observamos la palabra “infierno” y su conexión con el fuego:

que teniendo dos manos seas echado en el infierno, en (el fuego…” versículo 43) “que teniendo dos pies seas echado en el infierno, en (el fuego…” versículo 43) “que teniendo dos ojos seas echado en el fuego del infierno” (versículo 47).

Esta conexión del “infierno” con “fuego” refiere y dice respecto de un literal y físico lugar, con un literal y físico fuego. Este no es otro sino el lugar fuera de la Puerta del Muladar, al sur de la ciudad amurallada de Jerusalén. Es aquí donde se quemaba la basura de Jerusalén. La Escritura indica que, de nuevo, antes del retorno del Señor Jesucristo, el Valle de Hinom, volverá a ser otra vez el vertedero de basura de la ciudad.

Se sugiere al lector que consulte en cualquier mapa Bíblico y observe el Valle de Hinom o Tofet. En la referencia que se le hace en el Antiguo Testamento, a este valle se menciona como el Valle de Topheth. Era aquí que Israel en sus prácticas idolátricas pasaba por fuego a sus hijos en su adoración del dios Moloc.

Después que Israel hubo sido limpio de la idolatría, el fuego del valle aun así se mantuvo encendido. Pasó a usarse como el vertedero de basura con el cual el fuego se perpetuó encendido. Antes de seguir adelante debemos citar algunas Escrituras relativas a las referencias mencionadas del Antiguo Testamento:

Salomón edificó un lugar alto sobre una colina que estaba delante de Jerusalén para el dios Moloc: “la abominación de los hijos de Amón” (1ª Reyes 11:7). En 2ª Reyes 23 Hilcías, el sumo sacerdote, emprendió la tarea de limpiar el Templo, derribar las casas de los Sodomitas y “destruir Topheth”, que está en el Valle de los hijos de Hinom; con el objetivo de que ningún hombre volviese a pasar a su hijo o hija a través del fuego de Moloc” (vers.10).

Jeremías pronunció una declaración muy profética en el séptimo capítulo, pues en los versículos 31-33 dice respecto a los hijos de Judá:

Han edificado los lugares altos de Tofet, el cual está en el valle de los hijos de Hinom, para quemar a sus hijos e hijas en el fuego; lo cual les mandé que no hicieran,…por tanto, he aquí, el día viene, dice el Señor, que nunca más será llamado Topheth, ni tampoco el valle de los hijos de Hinom, SINO EL VALLE DE LA MATANZA, pues quemarán en Topheth, hasta que ya no haya más lugar. Y los cadáveres de este pueblo sean para alimento de las aves del cielo, y para las bestias de la tierra….

El nombre mudó, y de ser “el valle de los hijos de Hinom” pasase a ser “el valle de la matanza”. Esto nos dice muchas cosas; pues en este valle serían lanzados los “cadáveres” (es decir, los cuerpos muertos) del Pueblo de Dios.

Habrá un cierto número a los cuales se negará sepultura, y serán lanzados al fuego en dicho valle. De nuevo, en Jeremías 19:2-7 la referencia se hace a esta mudanza de nombre para “el valle de la Matanza”

Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey (esto es, por Moloc); profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende (Isaías 30:33).

Tofet o el Valle de Hinom era un lugar donde la basura de Jerusalén se consumía por el fuego que ardía perpetuamente. Además, al lector le sugerimos que lea el Apéndice 68 de la Companion Bible donde bajo el encabezado del VIII LA PUERTA DEL ESCREMENTO DE NEHEMÍAS se indica que había un sistema de alcantarillado fluyendo desde área del Templo a través de la puerta del estiércol y desembocaba en el valle próximo de Kidron e Hinnom (Cedrón, e Hinom).Esta corriente llevaba consigo la sangre de los animales sacrificados, el agua del lavamiento ceremonial así como las letrinas de los cuarteles de los Levitas.

La Puerta del Muladar o Estiércol era lo más aproximado al fuego perpetuo. Debía naturalmente ser la puerta por donde pasarían todos los “carros de carne”. Es decir, los carros que recorrían la ciudad recolectando los animales muertos; pues los cadáveres de los animales muertos eran lanzados en estos incendios. Era en este lugar donde los gusanos consumían los cadáveres. Las brasas de los incendios consumirían la carne. La carne, sin embargo, no arde como las astillas, es de combustión lenta, tan solo “el tejido graso” arde rápidamente.

El Señor dijo que cambiaría el nombre del valle para el VALLE DE LA MATANZA, porque previó para él que aquellos de Su pueblo que pecasen o transgrediesen serían condenados a muerte por la espada y su sepultura sería en este lugar. Esto nos recuerda el pasaje en Isaías 66:23-24 que es claramente milenial.

Y de mes a mes, y de día de Sabbath en día de Sabbath, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.

Aquí se hace una referencia a los cadáveres de los hombres que se rebelen contra el Señor. Esto coincide con Mateo 5:22-30, donde los individuos Judíos están en peligro de que esto les suceda a ellos. En el versículo 22 se da el caso “en peligro del fuego del infierno”, en los versículos 29-30 se dice que el peligro sería que “todo tu cuerpo sea echado en el infierno”. Si le permitimos a la Biblia que hable por sí misma, veremos inmediatamente que esta referencia al “infierno” no dice respecto al lugar que los ortodoxos enseñan, como siendo un lugar de tormento consciente. En las referencias que hemos al modo señalado, se refiere a un lugar donde los cuerpos muertos (cadáveres) son lanzados. El infierno ortodoxo es un lugar donde la parte “invisible” del hombre va cuando muere por no haber creído en Cristo.

Así se interpreta la Biblia por sí propia. Al comparar Escritura con Escritura la Biblia le otorga su propio significado a las palabras y frases, distinto y aparte de los significados que el hombre pueda haberles asignado.

En nuestro último estudio hemos indicado que anterior a y durante el milenio, habrá un valle fuera de Jerusalén para la quema de basura. Aquellos individuos que estén vivos en el entorno estarán viviendo bajo una administración que ejecutará el juicio sobre aquellos que “transgredan o se rebelen contra el Señor” (Isaías 66:24). Aquí se hace referencia sobre todo al milenio. La culpa en muchas ocasiones será ejecutada y negada la sepultura. Serán lanzados en una abierta y visible sepultura, la cual es la puerta de la basura, exterior a la Puerta del Muladar o Excremento. Sus cadáveres serán una “abominación para toda carne” (Isaías 66:24) que contemple este escenario.

Ciertamente esta será una muy abominable visión para “todo hombre”. ¡Pero qué tremendo aviso será para todos!  Aquellos que transgredan el Sermón de la Montaña (Mat.5-7) se pondrán de sobre aviso para no venir a ser sentenciados a una tal indignación, es decir, serles negada la sepultura y echados con los cadáveres de los perros, la basura de la ciudad, y, etc., en el “fuego del infierno”.

Este “fuego del infierno” tiene una referencia al lugar donde existía una sepultura al aire libre en el medio de la puerta de la basura de Jerusalén. El objetivo de este “visible infierno” es hacer con que crimen y el criminal sean detestables ante los ojos de la gente del pueblo. El “visible infierno” no es un lugar de tormento consciente, sino un lugar donde los cadáveres de los transgresores son lanzados para que los fuegos del “infierno” consuman, pues esos incendios estarán ardiendo perpetuamente. Aquella parte del cuerpo que el fuego del infierno sea incapaz de consumir, la comerán las lombrices, pues “la lombriz suya no muere ni el fuego se consume”.

Durante el milenio, cuando las naciones suban a Jerusalén para adorar al Señor, verán los cadáveres de aquellos que hayan quebrado las leyes del Reino (Isaías 66:23-24). El Salmo 101:8 indica claramente que mañana tras mañana en el milenio, el juicio será ejecutado para destruir a todos los impíos del territorio, para exterminar de la “ciudad de Jehová” a todos los que hagan iniquidad.

Ahora nos proponemos enumerar los versículos que hacen referencia a este “visible infierno”.

(1) Mateo 5:22 hasta el cap.6: Pero Yo os digo, que cualquiera que se pelee sin causa sin causa se expondrá al peligro del juicio; y cualquiera que llame Raca a su hermano, se pondrá bajo el peligro del concilio; y además, cualquiera que diga, Tú eres necio, se pondrá debajo del peligro del fuego del infierno.

Este versículo ya lo hemos explicado en el estudio previo El Visible Infierno – 2ª parte, y creemos que no precisa de más explicaciones.

(2)   Mateo 5:29-30: Y si tu ojo derecho te ofende, échalo fuera, y aléjalo de ti: pues es más ventajoso para ti que uno de tus miembros perezca, y no que todo tu cuerpo sea echado en el infierno. Y si tu mano derecha te ofende, córtala de ti, y échala fuera de ti, pues es más ventajoso para ti que uno de tus miembros perezca,  y no que todo tu cuerpo sea echado en el infierno.

Estos dos versículos recaen en el contexto con Mateo 5:22. Estos dos pasajes ciertamente no tienen nada que ver a un invisible lugar en el corazón de la tierra, donde las “almas ausentes” de los hombres van cuando mueren. Aquí el sujeto principal es “todo tu cuerpo”, no el alma ortodoxa del hombre.

Por eso mismo en Mateo 5:20-30 la posibilidad decía respecto si es que un miembro del cuerpo del hombre le inclinase a transgredir, entonces sería mejor para él que echase fuera uno de sus ojos, o que se cortase una mano, antes que tener a todo su cuerpo pereciendo en el sepulcro visible con sus fuegos perpetuos. Aquí, la palabra “sepulcro” se intercambia con “infierno”. Estas son las palabras que el Espíritu Santo enseña, y no con las palabras de la sabiduría humana.

(3)  Mateo 10:28: Y no temáis a los que matan el cuerpo, pues no son capaces de matar al alma; pero antes bien temed a Aquel (es decir, Dios) que es capaz de destruir tanto al alma como al cuerpo en el infierno.

Ahora bien, el hombre puede matar al cuerpo, es decir, puede hacer con que la vida se pierda. Pero tan solo Dios puede destruir tanto el cuerpo como el alma. Por creer esto ha habido hombres considerados como herejes. Este versículo tan solo confirma que el alma no es inmortal, pues el alma tanto com el cuerpo puede ser destruida. Mateo 10:28 tan solo confirma que Ezequiel 18:4 es cierto: “el alma que pecare, esa morirá”.

En Mateo 10 el Rey y el Reino todavía estaban “a la mano”. El aviso del “valle de la matanza”, “el peligro del “fuego del infierno”, todavía se hallaba vigente cuando el Señor estaba hablando aquí en Mateo 10:28. Este versículo enseña que el alma puede ser destruida, no que vendrá a ser puesta bajo tormento. Pues que un alma fueses destruida, conllevaría en sí el significado de que no habría resurrección, que es el único medio de liberación posible del poder del sepulcro y de la muerte.

(4)  Lucas 12:4-5 Y os digo amigos míos, no temáis aquellos que matan el cuerpo, y después de eso ya no hay nada más que puedan hacer. Pero os pondré de sobre aviso en cuanto a quién temeréis: Temed Aquel, que, después de matar tiene el poder de echaros en el infierno; sí, os digo, a Éste temed.

Esta es la misma referencia que Mateo 10:28. El Señor le indica a Sus seguidores la razón por la cual debían tener coraje enfrentando la persecución que se avecinaba. Pues el tiempo aquel, en el cual, aquellos que se imaginaban estar rindiéndole un servicio a Dios matando a los discípulos de Cristo, había llegado. Sus seguidores debían estar sólidamente reconfortados. No debían temer a quien tan solo podía matarles. Sino antes bien debían temer a Aquel que no tan solo tenía el poder de matarlos, sino que además tenía la autoridad para lanzarlos en el “infierno” (esto es, el fuego del infierno de Mateo 5); pues del “visible infierno” no habría resurrección.

Los hombres bien pueden matar el cuerpo de alguno, pero tan solo Dios tiene el poder sobre el futuro de la persona.

(5)  Mateo 18:8-9  Por tanto si tu mano o tu pie te ofende, córtalos, y échalos fuera de ti; mejor para ti es que entres en la vida manco o cojo, antes que teniendo dos manos o dos pies seas echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te ofende, arráncatelo, y échalo fuera de ti; es mejor para ti entrar en la vida sin un ojo, que teniendo dos ojos seas echado en el fuego del infierno.

El fuego eterno” del versículo 8 es el mismo que el “fuego del infierno” del versículo 9. Es eterno o perpetuo entre tanto que dure la era del milenio. “Eterno no tan solo significa “perdurable o resistente para siempre” sino que además significa “continuando indefinidamente o durante el presente estado de circunstancias” (Websters, 1828). El fuego del infierno es eterno en el sentido de que vendrá “durante el presente estado de las circunstancias” (es decir, durante la edad del milenio).

El lenguaje que aquí Cristo está empleando es figurativo. Él no dice para desmembrar el cuerpo de alguno, cortarse ciertas partes o arrancar los ojos. Simplemente está diciendo que sería mejor hacerlo por comparación figurativa; porque sería mejor introducirse en la vida de resurrección manco o cojo que ser muerto y que sus cadáveres fuesen echados en el valle de la matanza, pues allí el fuego no se apaga, ni el gusano muere. Del “fuego del infierno”, “esto es, el visible infierno), no puede haber resurrección. El Señor no está diciendo que estos harían parte del número de aquellos que entrarían “a la vida” (es decir, en resurrección), mancos o cojos. Simplemente está diciendo que sería mejor vivir en resurrección manco o cojo que perecer tal como  el sepulcro abierto tipifica.

(6)  Mateo 23:15: ¡Ay de vosotros, Escribas y Fariseos, hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y cuando se hace, vosotros le hacéis dos veces más el hijo del infierno que vosotros propios.

El “hijo del infierno” es una expresión del idioma hebreo representando a una persona de quien se dice pertenecer muy enfáticamente al denominado “hijo de”. Ejemplos de este tipo de lenguaje se encuentra en Mateo 9:15 y Lucas 5:34: “Los que están de boda (literalmente, los hijos de la cámara de bodas). En Mateo 13:38 observará – “los hijos del malo”. El lenguaje “hijo del diablo” se emplea en Hechos 3:10, y “los hijos de desobediencia” se encuentra en Efesios 2:2 y 5:6.
La referencia es que el prosélito viene a ser “doblemente el hijo del infierno” que los Escribas y Fariseos. En resultado de la falsa enseñanza, el prosélito pertenecería enfáticamente a la misma clase que aquellos que no tienen esperanza de resurrección. El “infierno” en este versículo debe referirse necesariamente a aquel que ya hemos estado revisando anteriormente.

(7)  Mateo 23:33: ¡Generación de serpientes! ¡Generación de víboras! ¡¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?!

Aquí, una vez más, al igual que en el versículo anterior, la “condenación” del “infierno” debe referirse al juicio de condenación asociado con el valle de Hinom, donde los fuegos perpetuos arden.

El Señor aviso a los Escribas y Fariseos hipócritas que ellos eran “los hijos de aquellos que asesinaron a los profetas” (vers.31), (es decir, pertenecían más enfáticamente a dicho grupo, siendo iguales que aquellos, que mataron a los profetas del Antiguo Testamento). En el versículo 34 el Señor les dice que les enviaría los profetas, hombres sabios, y escribas: “y algunos de ellos mataréis y crucificaréis; y otros serán plagas en vuestras sinagogas a los cuales perseguiréis de ciudad en ciudad”. De ahí su cuestión en cuanto, “¿cómo escaparéis a la condenación del infierno (es decir, el fuego del infierno)?”

(8)  Marcos9:43Y si tu mano te ofende córtala; es mejor para ti entrar en la vida manco que teniendo dos manos seas metido en el infierno en el fuego que nunca ha de apagarse.

(9)  Marcos 9:45: “Y si tu pie te ofende, córtalo, es mejor para ti entrar cojo en la vida, que teniendo dos pies seas lanzado en el infierno, en el fuego que nunca ha de apagarse”.

(10)         Marcos 9:47: Y si tu ojo te ofende, arráncalo; es mejor para ti entrar en el reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos ojos seas echado en el infierno

Estos tres versículos en Marcos son seguidos por “Donde su gusano no muere, y el fuego no se apaga” (versículos 44, 46, y 48). Esto es una directa referencia a Isaías 66:24. De este modo, Isaías 66:23-24 reúne juntamente todas las referencia en el Evangelio que se asocian con el “fuego del infierno”. Comparando versículo con versículo, el estudiante Bíblico aprende que hay tiempos en los cuales la Biblia emplea la palabra “infierno” para referir el lugar donde los cadáveres de los hombres que se han rebelado contra el Señor son depositados. Algunas veces, la Biblia usa la expresión “el fuego del infierno” para referir el mismo lugar. El contexto debe ser estudiado. Los cadáveres de los hombres muertos se depositan en este “infierno” o “fuego del infierno” con el propósito de que sean:

“Una abominación para toda carne”

(11)         Santiago 3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad; así es la lengua entre nuestros miembros, que engaña al cuerpo entero, e inflama la rueda de la natura, y ella misma es inflamada por el fuego del infierno.

El versículo claramente habla de manera figurativa una vez que la lengua no es literalmente “un fuego”. Santiago simplemente está declarando la anarquía de la lengua. Con el fin de describir cuán abominable sea la lengua indómita, dice que está “inflamada del infierno”. Teniendo en cuenta lo visto anteriormente debería estar claro que Santiago está refiriéndose a los fuegos perpetuos en el Valle de Hinom.

Ahora volveremos a repetir de nuevo Isaías 66:23-24 y sugerimos que el estudiante guarde estos versículos en mente cuando considere las once ocurrencias que hemos exhibido en este estudio: Y de mes en mes, de día de Sabbath en día de Sabbath (esto es, en el milenio), vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.  Isaías 66:23-24 es de suma importancia en el desarrollo del Nuevo Testamento respecto al “infierno visible”.

Volvemos a repetir que, el Señor, es el único Quien le asigna el significado a Sus palabras. Las definiciones de Sus Palabras tienen que encontrarse dentro de los confines de la Palabra de Dios en sí. Cualquier cosa que la tradición mantenga por el escriba o el traductor con respecto a la palabra “infierno” y “el fuego del infierno”, el lector de la Biblia castellana puede estar seguro que en los confines del Libro del Señor se nos muestra cómo ha empleado estas palabras, supervisando de este modo las sendas y la influencia tradicional que puedan haber afectado a los escribas y traductores.

La conclusión que se alcanza es que, en las once ocurrencias enumeradas en este estudio, algunas veces, Dios se refiere al basurero exterior de Jerusalén como el “infierno”. Algunas veces, se refiere como siendo “el fuego del infierno”. El estudiante diligente y serio no tiene por qué ver más en todo esto, sino lo que esté escrito para nuestro aprendizaje. De ese modo concluiremos que, el “visible infierno”, será un lugar para depositar los cuerpos muertos de aquellos que hayan transgredido contra el Señor. Una vez que en ese lugar habrá un fuego que consuma la basura, se denomina “el fuego del infierno”. Así, pues, no hay evidencia alguna de los cadáveres siendo conscientes o en tormento alguno. El fuego tan solo consume la basura, no atormenta.

Esperamos que este estudio incentive una posterior investigación concerniente al tema de la inmortalidad, el alma, la muerte, la resurrección y el infierno.